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La iglesia que tienes delante de ti, no es como las demás. Sorprende su desnudez. No podrás ver vidrieras de colores, en ninguna parte. Tampoco el retablo mayor que presidía el altar principal, de alabastro policromado. Ni el coro situado en la nave central. Si te fijas, las capillas están prácticamente vacías, de pinturas hay muy pocas...  Este vacío, es consecuencia de la transformación de la catedral en un cuartel militar en 1707, cuando la ciudad de Lleida capituló ante las tropas borbónicas del rey Felipe V en plena guerra de Sucesión Española. Este uso se prolongó hasta el año 1948, si bien conviene recordar también, que durante la Guerra Civil Española la catedral fue utilizada temporalmente, como un campo de concentración de prisioneros republicanos a la espera de ser evacuados a la retaguardia franquista.

Durante este larguísimo periodo de dos siglos y medio, la iglesia, pero también el claustro y la Canónica, fueron compartimentados en diferentes pisos para el alojamiento de la tropa, así como almacenes de artillería, cuadras,  letrinas... Al mismo tiempo, el patrimonio artístico fue fragmentado, mutilado, quemado y profanado. Sin embargo, algunos objetos y retablos se pudieron salvar al ser trasladados a diferentes almacenes y parroquias de la diócesis de Lleida. Una buena muestra de estos ornamentos los podrás ver si visitas el Museo de Lleida: diocesano y comarcal.

Para comprobar el estado de la catedral en época militar o los primeros trabajos de restauración de mediados del siglo XX, te recomendamos ver el audiovisual de 1707, Infelicem Annum.