El Portal Mayor es el nombre de la puerta que fue concebida durante el primer tercio del siglo XIII como la entrada majestuosa a la iglesia.

La puerta, con una exuberante y rica decoración de motivos geométricos, vegetales y animales, presenta importantes pérdidas. La más significativa es la de la cornisa superior que coronaba esta puerta así como todas las ménsulas que la sostenían. Estas mutilaciones son consecuencia de la transformación de la catedral en un cuartel militar a mediados del siglo XVIII, cuando el claustro quedó compartimentado en dos pisos para alojar tropas de infantería.
Aunque cueste darse cuenta, te encuentras ante la que fue, durante un tiempo, la fachada principal de la catedral.
¡Fíjate! El Portal Mayor no está solo. Dos puertas lo acompañan: la puerta del Evangelio a la izquierda y la puerta de la Epístola a la derecha. Estas tres puertas, que dan acceso a las tres naves de la iglesia, configuran el cuerpo inferior de la fachada, mientras que el cuerpo superior está presidido por un rosetón, que sólo podrás ver cuando entres en el interior del templo.

Tanto la fachada como el Portal Mayor, perdieron sus funciones cuando a finales del siglo XIII, con las obras de la iglesia prácticamente finalizadas, se impuso la necesidad de añadir el claustro, que como ya habrás comprobado, está construido, atípicamente, justo delante. La explicación es bien sencilla. No había espacio suficiente en los laterales del templo. Este hecho, curioso y singular, comportó la obligación de construir una nueva fachada y en consecuencia, una nueva puerta de entrada, que situada en el lado contrario de donde ahora estás, es conocida como la Puerta de los Apóstoles.