La fortificación planteada y ampliada durante los siglos anteriores acabará de perfilarse durante el siglo XIX. Con anterioridad al inicio del conflicto, ya se había alargado la contramuralla de la vertiente sureste de la colina hasta la Lengua de Serpiente y se había construido un muro de tapia en el baluarte del Rey que lo dividió en dos mitades.
Durante el conflicto fue necesario reparar los desperfectos que la explosión del polvorín instalado en el interior del Castillo del Rey ocasionó en el año 1812. Sin embargo, la intervención más destacada de este período fue la construcción del cierre occidental de la ciudadela con una nueva muralla que unía la Punta de Diamante y la Lengua de Serpiente. La Puerta del León, a medio camino entre un baluarte y otro, fue a partir de 1826 la nueva entrada a la ciudadela.